
Fotograma del cortometraje «Patchwork». Dirigido por María Manero
En 2018 asistimos a los movimientos del 8 de marzo en pleno desarrollo de nuestro proyecto Cineastas emergentes.
A finales de año iba a publicarse el que sería uno de los primeros frutos de nuestra colaboración, del trabajo conjunto de un grupo de investigadoras de cine y audiovisual que, como tantas otras mujeres en España y en el mundo, sentían que había que hacer algo, contribuir de manera todavía más activa a conseguir la igualdad. Para nosotras, se trataba de encontrar la manera de hacerlo en el mundo cinematográfico, que había sido colocado en el centro del punto de mira del movimiento #MeToo y que se encontraba –se encuentra todavía─ demasiado masculinizado.
Sin duda, nos animó la dinámica que sentíamos en ese como en otros sectores, en los que las mujeres no estaban lo suficientemente presentes. Las que estaban se habían ido formando, lo suficiente para saber que si algo (más) no se hacía, siempre sería igual. Porque las mujeres habían estado ahí desde la invención del celuloide y desde los primeros rodajes. Porque se volvían recurrentes desde hacía décadas los estudios que reseñaban cómo se iban situando en el medio, cómo iban llenando las aulas de las escuelas de cine, cómo rodaban sus primeras películas. Y cómo iban desapareciendo luego del mundo profesional. De ahí que el Día Internacional de la Mujer tengamos motivos más que suficientes para estar reivindicando la visibilidad que la mujer demanda a diario.
En estos tres años que han pasado desde el comienzo del proyecto Cineastas emergentes, hemos trabajado para favorecer la visibilidad de las cineastas y de sus obras, convencidas de la necesidad de la pluralidad de perspectivas que aportan.
Esa diversidad es necesaria para reconocernos en nuestro audiovisual y para empoderar a todas aquellas que necesitan otros relatos, otras representaciones. Lo hemos hecho a través de publicaciones, encuentros, proyecciones y formaciones, que nos han confirmado en la necesidad de seguir trabajando en ese sentido. Para que ello sea más fácil, pasamos de realizar un proyecto a constituirnos en red, para crear a continuación una asociación, MYC. Mujeres y Cine, que nos diera la cobertura jurídica necesaria para emprender nuevas aventuras.
Somos conscientes de ser unas más. De ser un amplio movimiento que ve multiplicarse gestos, proyectos y asociaciones en el ámbito del cine, como en muchos otros. Todo ello es representativo del desarrollo social y la búsqueda de la igualdad en general; y nos alegramos de ser cada vez más numerosas. Desde aquel proyecto inicial, hemos ido creando vínculos con otras redes y asociaciones de investigadoras, de aquí y allá, de esta orilla y de la otra.
Mientras asistimos a las declaraciones de cineastas, vemos cómo ellas, por su cuenta, siguen asociándose y reclamando presencia en las instituciones. Cómo, en fin, vamos entendiendo todas que no se trata de hacernos un favor, sino de ser justx. Y que no se trata (solo) de que nos lancemos a la conquista, sino de que otros comprendan que estaban ─están─ monopolizando un poder y un espacio que hay que repartir, que también es nuestro por derecho.
El Día Internacional de la mujer de 2018 nos pillaba preparando una publicación, el de 2021 nos encuentra esperando otra; Entrevistas con creadoras del cine español contemporáneo.
Millones de cosas por hacer, un libro de entrevistas, coral, que recoge las voces de un grupo de mujeres cuyo trabajo contribuye a redibujar la cinematografía nacional. Esta publicación apuesta por ponerles rostro, por visibilizarlas en la acepción más literal del término. Más allá de las actrices y las (pocas) directoras renombradas, son muchas las cineastas que quedan relegadas a un segundo plano o que directamente permanecen fuera de campo.
Seguiremos así, colaborando y creando proyectos con el mismo fin de poner nuestro granito de arena a un cambio social. Y seguiremos sintiéndonos enormemente agradecidas a aquellas que nos acompañan y nos han acompañado. Estamos convencidas de que entre todas conseguiremos la energía necesaria para realizar esos millones de cosas que nos quedan por hacer.
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