María Juárez es gestora cultural, programadora y coordinadora de producción en festivales de cine y eventos artísticos. Ha trabajado en MAFIZ, Alcine, Rizoma y, actualmente, en la 20 edición de Documenta Madrid. Es miembro del equipo de Iberseries & Platino Industria y dirige el festival Directed by Women Spain desde 2017.

Entrevista realizada por Annette Scholz (Alcine) y transcrita con Maria Victoria Perfetti, 13 de febrero 2023. Foto: Marian León.

Fotografía: archivo personal de María Juárez.

María Juárez (MJ): Queridos lectores, ¡nunca montéis un proyecto cultural propio! ¡Huid, huid! (risas). Los momentos de crisis son buenos, aunque no te das cuenta hasta tiempo después. A mí, este proyecto me rescató de una crisis, y ahora no puedo estar más orgullosa y feliz de que siga vivo nueve años después. Es un aprendizaje constante.  

Annette Scholz (AS): ¿Cómo montaste el Directed by Women Spain

MJ: El proyecto surgió impulsado por una amiga de Barcelona, Rebeca Sánchez, directora, guionista y productora, y compañera de la ESCAC de una de mis mejores amigas, Lucía Valverde, también cineasta. Rebeca fue quien nos descubrió el movimiento internacional Directed by Women, del cual yo no sabía nada. La creadora es Barbara O´Leary, una profesora universitaria estadounidense que decidió lanzar esta iniciativa al mundo y crear un movimiento en favor del cine dirigido por mujeres de forma altruista. Abrió una web, creó un blog e invitó a todo el mundo a sumarse y a difundir este movimiento a través de la celebración de encuentros, cinefórums, proyecciones y coloquios en torno al cine dirigido por mujeres, durante el mes de septiembre.    

 

Barbara O’Leary fue la creadora de Direct by Women en Estados Unidos y luego lo trajimos a España

 

AS: ¿Pero en la web solo? ¿O en cines?

MJ: No, sin limitaciones. La propuesta de Barbara estaba abierta a cada persona, colectivo, asociación o institución que quisiera utilizarla para reivindicar el cine dirigido por mujeres. De la manera y forma que quisiera. De hecho, hay diferentes Directed by Women repartidos por todo el mundo. Ella anima a la gente a crear eventos y organizar proyecciones en sus casas, en azoteas, en cines, teatros, donde cada uno elija y pueda. Ella recibe cada evento y lo publica en un mapa que muestra todos los países donde se está celebrando el Directed by Women simultáneamente. 

AS: ¿De dónde venían las películas? ¿Eso también era cosa de cada uno? ¿No venía de ella?

MJ: No, en este caso no. Directed by Women es un movimiento social. Bárbara tuvo la idea y la lanzó al mundo. Desde su blog, va creando una base de datos de mujeres cineastas y genera contenido, pero no facilita ni ofrece las películas a proyectar. Ella no es programadora, es activista. La verdad es que es una mujer estupenda y fue maravilloso poder conocerla en la cuarta edición gracias a un acuerdo que hicimos con la Embajada de Estados Unidos. Fue muy especial para mí que nos acompañara. Necesitaba que diera el check a lo que estábamos haciendo.   

 

Direct by Women es un movimiento social al que puede sumarse cualquiera que quiera reivindicar el cine hecho por mujeres

 

AS: ¿Y en qué momento aparece España en el movimiento internacional? ¿Cómo lo creasteis vosotras? 

MJ: Fue todo muy rápido. Recuerdo que, en ese momento, yo estaba iniciando mi carrera en producción cultural. Rebeca ya tenía la idea de montar una muestra en Barcelona, junto a su socia Georgina Oliva, y le propuso a Lucía llevarla también a Madrid. Yo entré en juego en el momento en el que Lucía me dijo: “A mí me interesa mucho el tema, pero lo hago si lo hacemos juntas”. Y acepté.

Formamos un equipo de cuatro mujeres, dos en Madrid, y dos en Barcelona, y nos pusimos manos a la obra. Abrimos una convocatoria para recibir cortometrajes dirigidos por mujeres, funcionó fenomenal y en septiembre de 2015, celebramos la primera edición del Directed by Women BCN MAD. Cogimos el proyecto con mucha ilusión y creo que, aunque cada una teníamos intereses diferentes, encajamos muy bien como equipo.  

direct by women spain

AS: ¿Os llevasteis algún beneficio económico? 

MJ: No, ninguno. Cubrimos gastos. Personalmente, no empecé a cuestionarme la parte económica hasta la tercera edición. Ahí me dí cuenta de que la parte económica de un proyecto es importante, que hay que entender que es importante. Para mí, nunca ha sido el motor, lo que es un error. Siempre he realizado este evento de forma altruista.

AS: ¿Pero siempre ha sido activismo por tu parte?

MJ: Activismo y realización personal. Me motivaba la sensación de hacer posible algo que, si no lo hiciese, no existiría. Por supuesto que hay muchas instituciones, asociaciones y festivales que llevan mucho tiempo impulsando el cine dirigido por mujeres, pero me motivó ser parte de esta reivindicación y, sobre todo, me movía el disfrute de aprender a jugar mi papel de mediadora. 

 

«Me motiva la idea de hacer posible algo que sino, no existiría»

 

Y así ha sido. Esta motivación me ha llevado, de a poco, a generar más actividades alrededor de las proyecciones. Igual que, primero, organizas proyecciones, sabes que también puedes hacer coloquios. En los coloquios, se generan debates y, estos debates, se pueden convertir en mesas redondas, masterclasses o talleres. Estos talleres, generan una comunidad audiovisual que visibiliza a las mujeres y aparecen referentes. Y ya te lías la manta a la cabeza y surge la idea de organizar un concierto o una fiesta de clausura. Así es como, de repente, el evento se convierte realmente en un evento porque cada pieza del puzzle que se une hace posible que el puzzle sea cada vez más grande.

AS: ¿Sois solo mujeres las que trabajáis en el Directed?

MJ: Sí. El equipo se formó en 2015 y ha ido mutando con los años, pero siempre hemos sido mujeres las que hemos estado detrás. Arrancamos Rebeca Sánchez, Georgina Oliva, Lucía Valverde y yo, y juntas, celebramos las dos primeras ediciones. Tras la disolución de esta primera formación, decidí tomar las riendas del proyecto en la tercera edición. Esta decisión nació de una crisis personal tras un año sabático del cual volví sin nada a lo que agarrarme. El festival fue una forma de volver al mundo profesional y me despertó una motivación que  pronto se convirtió en una necesidad: no dejar caer el proyecto. 

 

«El festival fue una forma de volver al mundo profesional tras una crisis personal»

 

Tenía la sensación de que el Directed había demostrado durante dos años que funcionaba y que era interesante. Fue el proyecto que me permitió no sólo desarrollarme como profesional de la gestión cultural, sino también divertirme y rodearme de mujeres profesionales muy especiales, con las que he aprendido mucho. Estaba en el paro, cuando me presenté y gané una beca de creación en el ya desaparecido coworking Factoría Cultural – Vivero de Industrias Culturales. Por eso, me pude permitir desarrollar el proyecto durante seis meses y crear una nueva marca corporativa para la tercera edición.

Creamos un nuevo equipo formado por las cineastas Sara Bamba y Circe F. Ervina que, junto a Lucía Valverde y conmigo, fuimos las responsables de producir el evento durante varias ediciones. Pasamos a llamarnos Directed by Women Spain y cerramos el acuerdo con Cineteca que, aún hoy, sigue vigente. Para mí fue un antes y después posicionarme como directora del Festival y productora de este evento.

AS: Entonces, ¿seguiréis siendo equipo de mujeres? 

MJ: Rotundamente sí. Gracias al festival he tenido la ocasión de trabajar y aprender de las mujeres. Además, empezamos en 2015 y en 2018 fue la gran oleada del feminismo. Han sido unos años muy revolucionarios. He aprendido mucho de la sororidad y de compartirla con otras profesionales. El Directed es un proyecto personal que disfruto mucho y que, a nivel profesional, me ha enseñado todo lo que sé. Ha sido muy enriquecedor y además, muy power, por darnos energía las unas a las otras y por abrir nuevos espacios a otras mujeres y que estas otras mujeres sean tan generosas de cedernos su contenido audiovisual, sus creaciones, para llevar a cabo la programación. 

 

«Para mí fue un antes y después posicionarme como directora del Festival y productora de este evento»

 

AS: ¿Cómo sientes el equilibrio profesional entre mujeres y hombres aunque solo estés trabajando con mujeres? 

MJ: Respecto a lo que es trabajar con hombres, no tengo una crítica directa. Es evidente que los cargos de poder siguen ocupados por hombres. Como mujer y como profesional, siento que no es justo. Siento que pasa algo y que existe un problema estructural. No vale solo con las leyes, hace falta mucha educación. Yo creo en la discriminación positiva. Hay gente que no está de acuerdo, pero yo sí desde que descubrí el término en Ética de cuarto de la ESO. Para mí fue revelador. Con 15 años, entendí que la discriminación positiva era un recurso necesario. Y aunque no supiera qué era el feminismo, simplemente me parecía bien apoyar a un colectivo – y, en este caso, no somos un colectivo, somos la mitad de la población –  que no tuviera las mismas oportunidades que el resto.  

AS: ¿Ha evolucionado el discurso de las cineastas en estas ocho ediciones? ¿Y los intereses del público?  

MJ: Sí. Al hacer memoria, recuerdo que los debates que organizamos con las cineastas en las primeras ediciones siempre giraban en torno a la mujer en el cine o a cómo se siente una mujer cineasta por el mero hecho de ser mujer y, desde la tercera edición, se dio un giro y cambió el discurso. Ya no hablamos de mujeres, sino de cineastas, de sus trabajos, de sus procesos de creación, de sus miedos, de sus necesidades, de sus reivindicaciones como profesionales activas y reconocidas del sector. 

 

«Con 15 años, entendí que la discriminación positiva era un recurso necesario»

 

Es cierto que el festival, de por sí, es un evento que segmenta: solo de mujeres. Somos contradictorias porque, en realidad, luchamos por lo contrario. Quiero decir, que estamos segmentando cuando no queremos segmentar. Entiendo esta contradicción, pero por lo que abogamos es por que el espectador “se olvide”, aunque el festival ya por su naming esté claramente definido y todos los contenidos estén dirigidos por mujeres. Que rompa barreras. Simplemente, por ir, ya es activista: ya está apoyando un proyecto dirigido por mujeres. Y es que uno de nuestros objetivos es que el público disfrute de un programa de calidad, con sesiones de todos los géneros cinematográficos para, precisamente, evidenciar que el cine no es cuestión de género, sino una herramienta de creación y de construcción de historias.

Sí que creo que tenemos que seguir contando nuestras experiencias negativas porque todas las hemos vivido y también en el ámbito laboral, pero me alegra saber que, cada vez más, el foco está en la persona creadora, y no en su género. 

AS: ¿Crees que estas experiencias surgen porque somos mujeres, pero ya se tematizan otros contextos?

MJ: Hay una cosa muy bonita que está pasando. Hay debates o encuentros de cine o de otras profesiones en los que, de repente, todas son mujeres y no porque haya una intencionalidad porque sean mujeres, sino porque son profesionales que tienen que estar ahí. Creo que es muy interesante llegar, poco a poco, a este punto sin que se haga hincapié en buscar mujeres. Ya están ahí las profesionales y se les ve que son mujeres. Ya no es por discriminación positiva, sino porque todo ha ido evolucionando.

La discriminación positiva, las cuotas, el debate público y la conversación entre nosotras hacen que, a mucha gente, se les encienda una alarma cuando no hay representación femenina en un acto público o privado; simplemente, ya lo tienen en la cabeza. Cosas que antes no se tenían en cuenta, ahora sí. Hoy en día organizas cualquier conferencia, cualquier debate o encuentro solo con hombres y sale en los medios de comunicación. Ya somos mucho menos permisivas para este tipo de cosas. 

 

«El cine no es cuestión de género, sino una herramienta de creación y de construcción de historias»

 

AS: Creo que las chicas jóvenes son mucho menos permisivas que las mujeres que ya están en la cincuentena. ¿Cómo lo ves?

MJ: ¡Ojalá! Creo que hemos sido muy permisivas, que se han traspasado unos límites (y que se siguen traspasando) muy heavies. Por eso, a la vez que me arde la sangre, entiendo esta parte de los hombres cuando dicen que estamos exagerando. Y es que ni siquiera se están molestando en comprender el nivel de permisibilidad que hemos asumido con ciertas cosas. Bueno, ¡con todo! Hemos sido, por educación y sociedad, muy dóciles. No se nos ha permitido molestar, no hemos podido gritar, no hemos ocupado espacio, no nos hemos podido enfadar, etc. Claro, es horrible. Es un panorama horrible que hay que cambiar. 

AS: Es también la razón por la que a los hombres les entra cierta inseguridad o desconcierto y se tematizan las nuevas masculinidades, porque hay cambios y de momento no saben cómo reaccionar ante ellos.

MJ: Sí, pero eso está muy bien. Está muy bien que se sientan inseguros, porque quiero creer que eso les llevará a preguntarse por qué. Una de las cosas que pasan, no solo porque el festival sea dirigido por mujeres, sino también en otros festivales y con otros contenidos audiovisuales, es que últimamente se ven más mujeres en pantalla. Las directoras eligen cada vez más protagonistas femeninas, las temáticas y las problemáticas varían y, lo que antes no se mostraba, ahora sí. Sus historias tienen más cabida y reconocimiento internacional.

Disfruto mucho los coloquios en el festival y ahí salen auténticas perlas semánticas. Hay algunos que recuerdo bien y, en concreto, uno que para mí fue significativo. Tras un bloque de cortos, un chico del público cogió el micrófono y dijo: “Quiero preguntaros cómo pretendéis que me sienta identificado con estos personajes de estas historias, si los personajes son mujeres”. No hay más preguntas, señoría. 

 

«Últimamente se ven más mujeres en pantalla. Las directoras eligen cada vez más protagonistas femeninas…»

 

AS: ¿Cómo puedes compatibilizar la vida personal con la profesional?

MJ: Sigo realizando este proyecto porque es personal y gracias a contar con mujeres y amigas que lo apoyan y que, sobre todo, han confiado en mí. Yo sola no puedo hacer esto. Es verdad que yo soy el motor y la directriz, pero tengo que reconocer que si no hubieran decidido acompañarme en el camino, esto no hubiera sido posible. Mujeres como Laura Reyero, diseñadora de la identidad del festival, Sara Bamba, del comité de selección, o Ainhoa Vilardell, productora, cineasta y parte del comité de programación, han apoyado el proyecto edición tras edición, y han sido piezas claves para sostenerlo en el tiempo.    

María Juárez Direct by Women

A nivel de producción, para mí, como gestora cultural, es un evento muy significativo y muy importante. Después de ocho ediciones, miro hacia atrás, hago balance y pienso que soy una kamikaze. ¿Cómo lo he hecho? Pues porque soy kamikaze y porque he volcado mucha energía. He estado muy centrada en sacar este proyecto adelante al mismo tiempo que he sacado otros y lo he disfrutado mucho, pero también he sufrido mucho. Estoy empezando a ser consciente ahora.

Por eso, desde la pandemia – que fue un buen golpe a nivel personal y profesional – estoy reflexionando sobre qué importante es tener un equilibrio no solo en la vida personal, sino también en la vida profesional, porque en la medida en la que yo esté equilibrada, el proyecto ganará. Ahora, mi elección es seguir aprendiendo a vivirlo plenamente y disfrutarlo; sacarle todo el jugo positivo sin que sea un suicidio. Y, si no se logra, mejor ponerlo en una cajita, un lacito rojo y decir hasta aquí.

AS: Seguimos con la crisis. Parece que una crisis te lleva a la siguiente ¿es cierto?

MJ: Más que crisis, es como una cadena en la que se van sucediendo un montón de piezas y si esas piezas van encajando ¿por qué no vas a encajar más piezas? Entonces, no es tanto una crisis, sino una evolución natural. Los años que lleva existiendo el festival han coincidido con mi evolución como profesional en la gestión cultural, por lo que la experiencia ha sido muy enriquecedora y, al mismo tiempo, un camino de aprendizaje.

 

«La experiencia de dirigir el festival ha sido muy enriquecedora y, al mismo tiempo, un camino de aprendizaje»

 

Ahora evalúo si dirijo el proyecto con la suficiente ambición con respecto a lo que el proyecto significa. En este momento de autocrítica y evaluación, me doy cuenta de las cosas que no salieron del todo redondas y que se podían mejorar. Es súpernecesario pararse y analizarlo. Al final, los proyectos son de las personas que los generan, o se puede dar el relevo, si así se decide, pero es imprescindible hacer la reflexión, para estar feliz con lo que estás haciendo.

AS: A lo largo de los años de organizar el Directed ¿ha habido algo que te haya llamado especialmente la atención?

MJ: Una de las cosas que me ha llamado la atención como programadora es que, en muchas ediciones, hasta el 60% o 70% de los cortometrajes, de la media de 40 a 45 trabajos, eran proyecciones inéditas en Madrid. Hablando con las directoras, se notaba su insatisfacción por la falta de oportunidades y la ausencia de pantallas para el cortometraje. Me llamaba la atención que directoras muy potentes que estuvieron en el Directed – entre otros festivales – recibieron premios nacionales e internacionales sin previamente tener un foco, ni una representatividad en ningún espacio, público o privado, donde poder mostrar sus trabajos. Eso me lleva a pensar que no hay redes, ni apoyo a este tipo de proyectos, ni a estas cineastas. 

AS: ¿Crees que tu carrera profesional se hubiera desarrollado de otra forma si fueses hombre?

MJ: No lo sé. Creo que hubiera tenido más conciencia de lo económico porque, quizás, lo económico tiene que ver con verte capaz, con generar riqueza. Hay una cosa que veo más clara en el entorno masculino: una mayor ambición. Aunque quizás sea orgullo. A los hombres les sale de manera más innata y siento que a mí no. Pero esto es una generalidad muy torpe. Yo no he sentido el síndrome de la impostora de la manera que lo han compartido conmigo otras amigas, pero sí hay algo de no querer representatividad o no querer foco, o no querer hacerme espacio, o ver a compañeras que ocupan poco lugar -aunque el curro esté muy bien hecho y muy bien ejecutado-, que me hace pensar que algo está desequilibrado en la balanza. 

 

«Hablando con las directoras, se notaba su insatisfacción por la falta de oportunidades y la ausencia de pantallas para el cortometraje»

 

AS: ¿Qué recomendarías a una joven gestora cultural para entrar en este mundo?

MJ: Yo recomendaría hacer muchos proyectos diferentes y aprender de todos para encontrar tus propias fórmulas y tu propia manera de trabajar. Aunque incluso tú ya la hayas aprendido o sepas con qué te sientes segura, seguir aprendiendo de las personas con las que te vas encontrando. Y, sobre todo, hay que confiar en que, si es lo que te gusta, vas a encontrar tu propia forma de hacer las cosas. Para mí ha sido muy importante trabajar para encontrar mi propio camino. Ser paciente y no machacarse, que somos mucho de sacar el látigo… Reconocerte en lo que estás haciendo y si no te encuentras ahí, cambiar, y buscar, y volver a cambiar, hasta que encuentres el lugar donde mejor te desarrolles.