Emma Tusell (Madrid, 1980) es directora, guionista y montadora. Estudió dirección en el Instituto de Cine de Madrid. Se licenció después en edición en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid. Completó su formación con una especialización en documental creativo en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños (Cuba).
Más allá de la formación académica, el cine ha acompañado a Emma desde su infancia. Su abuelo paterno, Jordi Tusell Coll, fundó la productora Estela Films, que después dirigió su padre, Félix Tusell Gómez. Y, al fallecimiento de este, su madre, Mercedes Sánchez Rau, profesional del diseño de vestuario. Actualmente, su hermano menor, Félix Tusell, dirige Estela Films, donde también colaboran Emma y su hermana Anna, esta última como directora de arte y de vestuario.
Emma ha trabajado como montadora de cortometrajes y de largometrajes; entre ellos, El hombre y la música (2013), de Laura Sipán, La caja vacía (2016), de Claudia Sainte-Luce, Tiempo después (2018), último filme de José Luis Cuerda, Magical girl (2014) y Mantícora (2022), títulos ambos de Carlos Vermut.
Como directora y guionista ha sido responsable de la serie Madrid Crea (2006-2008) y de los largometrajes La habitación de Elías (2006), distinguido como Mejor largometraje en la categoría de cine digital en Abycine, y Video Blues (2019), que obtuvo numerosos reconocimientos, como el premio a Mejor Película Experimental en Ann Arbor Film Festival, el VIII Premio Rizoma de Cine, el Premio CIMA y Caracola Alcances a la Mejor Dirección en el Festival de Cine Documental de Cádiz, y el Premio Biznaga de Plata “Mujeres en Escena” a Mejor Documental en el marco del Festival de Cine de Málaga.
Entrevista realizada por Ana Asensio Burriel (Universidad de Valladolid) y Mercedes Ontoria Peña (Universidad Autónoma de Madrid), septiembre 2022.
Fotografía: Subodh Agnihotri.
Ana Asensio (AS) y Mercedes Ontoria Peña (MOP): Perteneces a una familia dedicada al cine, ¿qué influencia ha tenido esto en tu carrera cinematográfica y en tu vida personal?
Emma Tusell (ET): Hace poco pude ver la película de Mia Hansen-Løve El padre de mis hijas, que retrata la vida de un productor de cine que además es padre de tres hijas. Me tocó especialmente porque vi retratado a mi padre. Me gustó mucho ponerme en su lugar a través de esta película. En esta, el protagonista vivía constantemente angustiado y sobrepasado por mil frentes y problemas.
Mi primera infancia fue parecida a la que muestra la peli: convivíamos con un padre abrumado por su enorme carga de trabajo y problemas, que tenía poco tiempo libre para dedicarnos.
«Me gusta mucho acompañar a las directoras y directores en la búsqueda de su película después del rodaje»
Después recuerdo, siendo ya adolescente en edad de elegir carrera y profesión, que mi madre nos decía que eligiéramos cualquier cosa menos el cine, ya que esta profesión ofrece muy poca calidad de vida.
Como cualquier adolescente atraída por la prohibición y con un anhelo también de completar un camino que mi padre no pudo culminar, decidí rodar mi primer cortometraje y participar como meritoria de dirección en algunas películas.
AS y MOP: En tu formación y en tu profesión, destaca el trabajo de edición. ¿De dónde surge tu interés por especializarte en esta área?
ET: Fue en la realización de mi primer corto, Añoro, que lo sentí claramente. El ritmo frenético del rodaje no me permitía decidir con claridad y, sin embargo, el lugar reposado y meditativo de la edición encajaba muy bien con mi carácter.
Me gusta mucho acompañar a las directoras y directores en la búsqueda de su película después del rodaje. Aprendo muchísimo de ellxs desde ese lugar privilegiado que me ofrece la mesa de edición. Y siento que trabajar con la estructura, el ritmo, el tono, los personajes y los matices, que es lo que siento que es montar, es mi lugar en el largo proceso de creación de una película.
«Siento que trabajar con la estructura, el ritmo, el tono, los personajes y los matices es mi lugar en el largo proceso de creación de una película»
AS y MOP: Uno de los trabajos de montaje más reseñables es el que realizaste en Magical Girl. ¿Cómo fue esta experiencia? ¿Puedes comentarnos cómo lo desarrollaste o qué ideas tenías en mente para contribuir a la atmósfera de esta película?
ET: Montar esta película fue muy importante para mí a nivel personal y profesional. Trabajar con Vermut supuso para mí un gran aprendizaje. En la mesa de montaje conversamos mucho sobre el misterio, que para ambxs es una clave y, su búsqueda, una brújula. También sobre la importancia de lo que contamos y de lo que ocultamos, dejando al espectador o espectadora completar la película en su mente.
AS y MOP: Centrémonos ahora en tu faceta como directora y guionista, vinculada al ámbito del documental ¿qué te lleva a encontrar en este formato tu modo de expresión?
ET: Siento que llamamos “documental” a un cajón de sastre donde caben multitud de formatos cinematográficos fuera de la ficción. Este cajón, que en literatura podría ser análogo al ensayo, la poesía, o el diario, me interesa mucho como narradora y como espectadora. Y fue ahí donde encontré mi voz. Mis dos experiencias como directora de largometrajes han sido relatos en primera persona autobiográficos.
«Me interesa mucho el documental como narradora y espectadora»
AS y MOP: La habitación de Elías y Video Blues, aunque separadas por más de una década, pueden percibirse como un díptico por sus conexiones temáticas y su tono íntimo e introspectivo. Asumes incluso el rol de narradora-personaje. En la primera, introduciendo a una actriz como alter ego a la que vas dirigiendo explícitamente. Y en la segunda ejerciendo como protagonista. ¿Cómo fue la tarea de ahondar en la memoria y enfrentarte a momentos traumáticos del pasado? ¿Qué te aportó el documental en ese proceso de reconstrucción familiar y búsqueda personal?
ET: Siento que a pesar de tener, como señaláis, temáticas parecidas, ya que en la primera me acerco a la figura de mi padre y en la segunda a la de mi padre y mi madre, son películas muy diferentes. La primera fue un homenaje desde la idealización. La segunda la siento mucho más matizada. Tiene luz, pero también me propuse con ella mostrar la sombra, lo más doloroso de la historia, sin concesiones, buscando “mi verdad”. Fue un viaje difícil y complejo, doloroso en muchos momentos, que tuve que afrontar con valentía. Pero el resultado personal, el haber puesto en orden todos mis recuerdos y sensaciones, fue también muy liberador. Me ayudó a mirar hacia delante, pudiendo soltar de alguna manera el peso del pasado.
«Creo que el cine, al igual que el mundo, ha estado siempre dirigido por hombres que han contado historias desde su mirada masculina»
AS y MOP: En ambos títulos, y sobre todo en Video Blues con el diálogo desarrollado en off con tu interlocutor masculino, se subraya cómo la imagen ya existente a través de su remontaje y manipulación cobra nueva vida resignificada por la mirada de quien las muestra. ¿Cómo lo planteaste y cómo lo percibes ahora como espectadora?
ET: Al no haber conocido a mi padre como mujer adulta, ya que él murió cuando yo sólo tenía 11 años, en mi madurez atesoraba sus grabaciones domésticas y las visionaba obsesivamente con la idea de entender quién fue ese hombre. Cada comentario detrás de la cámara cobraba gran importancia para mí y funcionaba como una pieza de ese retrato construido en mi cabeza.
Al sentarme en la mesa con Juan Barrero, montador de la primera fase de edición, pude ver que todas esas lecturas que surgían en nuestros diálogos eran tremendamente subjetivas, ya que él, un espectador mucho más objetivo, por no tener ningún vínculo con el autor de esas cintas, hacía otro tipo de interpretaciones. Mis comentarios eran mucho más emocionales y los suyos más empíricos.
«Para mí, la crianza y la conciliación han sido todo un reto»
Este diálogo en la mesa de montaje vimos que tenía interés y decidimos plasmarlo con la voz en off. Fue complejo para mí crear un personaje basado en mí misma, entender cómo funcionaba ese personaje en la peli, y fui eligiendo los aspectos de mi carácter que sentía que podrían funcionar mejor para la narración. Y después diseñamos un personaje masculino antitético, con una mirada parecida a la que tuvo el montador en esos primeros visionados, que serviría para confrontarme, para quitarme peso y dramatismo y para generar un debate sobre las imágenes en sí y, en definitiva, como decís, sobre la subjetividad de los recuerdos.
AS y MOP: En Video Blues eres la guionista junto con Laura Sipán. Tratándose de una historia tan biográfica, ¿en qué sentido resultó útil escribir el guion con otra persona?
ET: Laura Sipán, además de ser una documentalista que admiro y con la que he trabajado en varias ocasiones como montadora, es mi amiga y me conoce bien. Su trabajo en la peli para mí fue fundamental ya que era complicado, como decía antes, retratarme, verme desde fuera. Porque la verdad es que esta película en su origen iba a ser un retrato de mi padre y de mi madre, pero según fui avanzando en el proceso se fue convirtiendo más en un autorretrato. Y ¿cómo retratarse a una misma cuando no tenemos un espejo donde mirarnos? Laura fue justamente eso, mi espejo.
«Las leyes de conciliación siento que están creadas por hombres que parecen haber olvidado que en algún momento también fueron niños»
AS y MOP: En Video Blues, la historia en retrospectiva de tu familia cobra una dimensión de espejos comunicantes cuando incorporas el hecho de tu maternidad. ¿En qué medida crees que esta experiencia influye en la percepción artística y creativa? ¿Cómo te ha afectado a ti especialmente? ¿Qué aportes, retos, dificultades, nuevas visiones, destacarías a nivel profesional?
ET: Efectivamente, la mirada que arrojo sobre mi padre y mi madre en la peli es bastante crítica. El personaje de Emma está constantemente poniéndoles en tela de juicio, especialmente a él, por no haber estado muy presente en casa. Emma escucha la voz de su padre detrás de la cámara y a veces le duele el tono con el que se dirigía a ella, o siente que no la mira (o encuadra) todo lo que le gustaría.
Al final de la película, la hija se transforma en madre, y se siente “la peor madre del mundo”. Al ponerse en esa piel comprende, de algún modo, los retos y la intensidad que suponen la crianza. Y ahí surge la compasión, el perdón.
«Insisto a mis alumnos en que busquen la emoción y el misterio, que sean honestos»
Para mí, la crianza y la conciliación han sido todo un reto. Siento que la sociedad da la espalda a lxs niñxs y a las madres. En las ciudades no hay espacios donde estén integradxs. Y las leyes de conciliación siento que están creadas por hombres que parecen haber olvidado que en algún momento también fueron niños. Para mí ha sido, y continúa siéndolo, muy complicado hacer cine a la vez que crío a mis hijxs de manera presente. Haga lo que haga siempre me siento juzgada y criticada. Si no trabajo porque las condiciones que me ofrecen son incompatibles con la crianza, siento que se me juzga por descuidar mi carrera. Si acepto retos laborales, parece que soy una “mala madre”…
AS y MOP: Con Laura Sipán has colaborado también montando varias de sus obras documentales. Y entre tus últimos trabajos de edición figura un largometraje que, como los dos tuyos, construye su narración partiendo de la evocación de un pasado familiar: Viaje a alguna parte, de Helena de Llanos. ¿Aprecias que el documental es un territorio donde las mujeres encuentran mayores posibilidades de expresión dentro de la industria audiovisual?
«Mis tres próximos proyectos son películas dirigidas por mujeres»
ET: Creo que el cine, al igual que el mundo, ha estado siempre dirigido por hombres que han contado historias desde su mirada masculina. Y creo que últimamente en nuestro país se está demostrando la necesidad de la mirada femenina del mundo. Han surgido multitud de cineastas que admiro y me interesan muchísimo, como las que nombráis, a las que también sumaría: Irene Borrego, Pilar Palomero, Carla Simón, Verónica Echegui, Clara Roquet…
Mis tres próximos proyectos son películas dirigidas por mujeres. Olvídate del cine, dirigida por Arantzatzu Gómez Bayón, precisamente sobre la conciliación y las dificultades de ser madre y cineasta; La hojarasca, de Macu Machín, y Nave María, sobre violencia obstetra, de Sofia Teixeira-Gomes, que es una directora que todavía no es muy conocida pero que siento que va a dar mucho que hablar.
AS y MOP: Entre tu actividad, desempeñas también labores como docente en másteres, cursos y talleres sobre edición. ¿En qué haces más hincapié a tu alumnado?
ET: En que hagan partícipe al espectador o espectadora del relato. Que no generen narraciones cerradas donde el espectador o espectadora es un sujeto pasivo, que busquen la emoción y el misterio. En que sean honestxs.
AS y MOP: Tienes a punto de estrenar en España (el 9 de diciembre) tu nuevo trabajo de montaje dirigido por Carlos Vermut, Mantícora, calificado como un thriller psicológico. ¿Puedes avanzarnos algo de lo que veremos desde tu perspectiva como parte del equipo?
ET: Creo que es una película que no dejará indiferente a nadie. Para mí, montarla ha supuesto un viaje profundo a la oscuridad del alma humana.
Comentarios recientes